Hace 15 años, recuerda Bernardo Morales Catalán, Decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de UDALBA, en nuestro país estaba muy cuestionada la carrera de medicina, porque se estaba orientando mucho hacia la especialización, tenía una mirada biomédica y comenzaba a abandonar lentamente la línea biopsicosocial, “por la cual Chile había sido reconocida a nivel mundial por sus resultados durante muchos años”.
Eso impactaba fuertemente en la salud pública “porque los profesionales de las otras carreras de la salud tenían poco interés por ir a trabajar a los sitios de atención primara que es donde la salud es eficiente”, dice Bernardo Morales. Y explica: “Lo eficiente en salud es evitar que la gente enferme o disminuir su carga de enfermedades conforme pasan los años, pero como el foco estaba puesto en la curativa, tuvo un éxito en el sentido de ir mejorando la capacidad resolutiva de las personas enfermas, pero tuvo un fracaso estruendoso en evitar que la gente enfermara”.
En este contexto surgió nuestra casa de estudios, en ese entonces llamada Pedro de Valdivia. El doctor Morales fue su primer decano de la Facultad de Salud y recuerda muy bien su génesis: “Esta Universidad surgió de una idea de ampliar el marco de acción del corporativo Pedro de Valdivia, que tenía una tradición bastante buena en educación en Chile, con experiencia en colegios y que había desarrollado un instituto en idiomas -Wall Street- entendiendo en ese minuto que para el desarrollo de desempeño de los profesionales, el inglés era fundamental. De hecho se metió como parte de los conocimientos obligado de los estudiantes en la universidad. Entonces, al propietario del corporativo, Ángel Maulén y al directorio se les ocurrió hacer esta universidad. Yo no conocía a ninguno de ellos y recuerdo que estaba en una parcela que yo tenía en San José de Maipo en El Manzano y recibí la llamada de Ángel. Se presentó y me dijo que era el rector de una universidad que se estaba gestando y que si me interesaría hacerme cargo de un proyecto de desarrollo de salud, ‘ya, es tuya, ven el lunes a una reunión’, me dijo’, lo que no significa que no fuera poco serio o poco estratégico, él había hecho un screening y una investigación, y la invitación era dirigida. Yo a esa altura tenía harta experiencia en docencia en Educación Superior y en Gestión”, recuerda el decano.
Y agrega: “Fuimos súper valientes, porque se levantó una Facultad de Salud que tenía 10 carreras, las mismas que tenemos ahora, pero se incorporaba Psicología, Tecnología Médica y una que era bien innovadora: Salud Natural integrativa, orientada como perfil de ingreso a desarrollar con criterio Profesional la aplicación de técnicas y de procedimientos médicos que se usaban en la comunidad, pero que estaban más bien en la cultura popular, el tratamiento con hierbas, por ejemplo”.
Nuestra casa de estudios apareció con estas 10 carreras en la línea de lo que la OMS defendía, que era centrar las acciones sanitarias en preservar la salud y no tratar la enfermedad. “Y eso era muy rupturista, porque todas las universidades, incluidas las públicas, habían entrado en una dinámica parecida, por efecto de masas de las otras: estaban centradas en formar especialistas y subespecialistas y en concentrar la actividad médica en el hospital. Al principio fue súper duro porque estábamos rompiendo el esquema”, recuerda Bernardo Morales.
No sólo ese fue el esquema que rompió la naciente escuela de medicina. También renunciaron a la PSU como prueba de ingreso. “Esas pruebas de selección son discriminadoras de acuerdo a la capacidad de pago que los estudiantes chilenos tienen para acceder al conocimiento, para acceder al currículum”, dice y explica cómo era el proceso de selección: “Aprovechando las capacidades propedéuticas que tenía el corporativo Pedro de Valdivia, los estudiantes se incorporaban a este proyecto universitario a través de un proceso muy parecido al de ahora, en base a entrevistas, evaluación y test de competencias cognitivas hasta componentes éticas y morales, independiente de su capacidad de pago: el conocimiento era dispar de acuerdo a sus capacidades financieras y, aprovechando las capacidades propedéuticas del preuniversitario, se nivelaban los estudiantes durante los 2 primeros años, ese proyecto se difundió muy fuertemente”.
Entonces vino el momento de acreditar. “Nosotros veníamos de una formación académica larga y entendíamos que los procesos educacionales requieren de una cultura de calidad, que no se trata sólo de rendir una prueba para un tercero que te viene a examinar para ver si uno tiene o no tiene un proyecto, una propuesta o una oferta que va a ser contratada, en el caso de las universidades privadas, por su cliente o un usuario y tienes que venderles un producto de calidad. Entendíamos que para un proyecto como este, que era desafiante, teníamos que asegurar una cultura de la calidad. Desde el inicio estuvimos realizando todas las actividades que la sistematización de la norma de aseguramiento de la calidad demandaba. Nosotros la teníamos como parte del desarrollo natural. A nosotros nos acreditó el programa la Universidad de Chile (la primera vez). Fue un tremendo respaldo, porque eso nos fue abriendo puertas y generando confianzas. La carrera de medicina se siguió presentando a los procesos de reacreditación y, todas las veces que se presentó, siempre fue acreditada (por empresas acreditadoras).
Bernardo Morales se fue en año 2010 de nuestra universidad, pero regresó a principios de 2019. Hoy está a la cabeza del proceso de la quinta reacreditación de la carrera de medicina, que corre en paralelo a la acreditación institucional. El primer Informe de Autoevaluación ya fue entregado a la Comisión Nacional de Acreditación, CNA, y en estos momentos está en marcha en plan de socialización de dicho informe entre estudiantes y ex alumnos de medicina, docentes y empleadores.
“Desde el punto de vista del proceso de acreditación, como la carrera de medicina ha mantenido siempre su acreditación, significa que ya se ha ido estableciendo y desarrollando al interior de esta carrera una cultura de calidad, porque hay continuidad de muchos jóvenes y académicos que ya han desarrollado su cultura y eso es lo fundamental. Sobre eso se construye el proceso de Acreditación, que es ordenar la evidencia, registrarla, todo aquello que está en el proceso normativo. En eso hemos estado desde el 2020”, cuenta.
Bernardo Morales no sólo está seguro de que van a reacreditar: “Nosotros estamos convencidos de que volvemos a posicionarnos como uno de los proyectos de formación del área de la salud más importante del país”.
Y eso va de la mano con el cambio de sostenedores de la universidad: “Este es un proyecto totalmente nuevo que tiene que volver a posicionarse, tiene la ventaja de que no hay sostenedores económicos, no hay utilidades, por tanto nadie hace retiros y todos los excedentes positivos que hagan del ejercicio financiero se deben invertir en el mismo proceso académico, lo que es una tremenda ventaja, pero estamos recién reinventándonos, como el Ave Fénix.
-¿Cuáles son los lineamientos más importantes que guían hoy la carrera?
“Se basan fundamentalmente en la política educacional de la universidad. Y esta universidad centra sus procesos en los estudiantes. Lo más importante de toda la gestión universitaria es que nuestros estudiantes estén en un ambiente que favorezca su formación profesional. Eso significa que los principios rectores de la universidad, es decir la inclusión, la solidaridad y la humanización, y que el formar ‘líderes del mañana’ sean una realidad y no sólo un discurso”.
Y explica:
“Entonces ¿qué significa inclusión? Significa que nuestro proceso de admisión universitaria, que no es de selección sino que de admisión, admite a aquellos que tienen talento que pueden demostrar en un proceso de evaluación de admisión, donde se miden sus capacidades cognitivas, pensamiento analítico, pensamiento crítico y componente ético: finalmente todo eso constituye el talento. Eso significa que las puertas están abiertas para distintos espectros de postulantes, hay mucho profesional, hay mucho adulto y hay incluso hasta mayores que siempre tuvieron la vocación para estudiar y nunca tuvieron la posibilidad, entonces ahora pudieron concretar el sueño. En cuanto a la solidaridad, esta es una universidad que, de sus excedentes, buena parte los entrega a beneficio de los estudiantes, más del 90% de los estudiantes tiene algún tipo de beneficio económico. La idea es que ningún estudiante deje de estudiar en esta universidad porque no la pueda pagar, eso es un componente de solidaridad extraordinario. Eso es hacia adentro. Y hacia afuera la solidaridad está muy relacionada con la Vinculación con el Medio: nosotros nos instalamos en la comunidad no con la idea de intervenir espacios, sino que nos integramos y con el concepto de solidaridad contribuimos a mejorar la calidad de vida, pero no vamos a imponer nada ni vamos a intervenir ninguna cosa, que son las miradas habituales de las universidades, porque en el tercer principio, que es el de humanización, entendemos que todos somos iguales frente a la vida y frente a la sociedad. El que formemos profesionales de la salud no significa que estemos formando Dioses, estamos formando personas con competencias específicas desarrolladas en base a su talento, que se ponen al servicio de aquel que lo requiere y eso requiere una mirada humana, porque, al igual que la educación, que no se puede acceder por capacidad de pago, en la salud no se puede obtener según capacidad de pago. La salud es un derecho humano universal al que debiera acceder todo el mundo, idealmente sin costo. Hoy se ha encarecido la salud. Son necesarias las áreas privadas, pero el costo no se puede transferir al enfermo, hay que ver alternativa de financiamiento de eso.
-Cuando dice que se vinculan con el medio sin intervenir ¿se refiere a que muchas veces hay una mirada paternalista?
-Sí, hay muchas personas usan el concepto ‘yo soy el especialista y usted es el receptor’, pero resulta que la sociedad ha avanzado y todos los seres humanos tenemos derecho a tener libre autonomía y la capacidad de tomar decisiones sobre las cosas que nos afectan, entonces debemos hacer educación sanitaria para que nosotros les expongamos las condiciones que les podrían afectaron, lo que la OMS hace tiempecito llamó “determinaciones sociales”, que afectan la vida global de las personas, pero que sea el sujeto como ente de su propia vida, el que tome su decisión. Porque en salud puede ser que tenga poco apego, por ejemplo que estés obligado a ir a hacer un programa de vacunación como el Covid, pero que sólo a través de las obligación logras coberturas que no son ni las ideales, pero si el paciente es educado sanitariamente y entiende de qué se trata y libremente accede, el esquema cambia radicalmente. Entonces ese es el sentido de no imponérselo, sino de integrárselo. Estamos formando líderes del mañana, como dice nuestro slogan, para que nuestros estudiantes, en todas las áreas de desarrollo de la universidad, sean quienes cambien la sociedad del futuro y lideren esta nueva visión y sean capaces de convocar y liderar a otras personas que quizás no tengan esta formación o mirada.