Equipo de Vicerrectoría de la Calidad y Planificación: “La Universidad merece ser acreditada”

Pamela Chamorro es Ingeniera Civil Industrial de la USACH y llegó a trabajar en diciembre de 2015 a nuestra Universidad. Es la Directora de Planificación y Desarrollo y entre sus funciones está la evaluación del PED (Plan Estratégico de Desarrollo) institucional y los PED de Sedes y Facultades. Y el último tiempo estuvo dedicada a la completitud y revisión del Informe de Autoevaluación. “Nosotros trabajamos mucho como equipo, muy cohesionados”, dice sobre la Vicerrectoría de Calidad y Planificación que lidera Miguel Lecaros. Algo en lo que coincide Edgardo Miranda, Ingeniero Químico, quien acaba de cumplir un año en nuestra Casa de Estudios y tiene una amplia trayectoria en aseguramiento de la calidad, certificación y acreditación.

De izquierda a derecha: Pamela Chamorro, Francisca Quiroz, el rector Rafael Rosell, Natalia Hurtado, el experto en Educación y asesor de UDALBA Moisés Silva Triviño, Javiera Guzmán, Edgardo Miranda y Miguel Lecaros, Vicerrector de Aseguramiento de la Calidad y Planificación. Todos estuvieron juntos en la ceremonia de inicio de la etapa de socialización del Informe de Autoevaluación.

Ambos trabajan estrechamente con Javiera Guzmán, Ingeniera Industrial de la USACH y Coordinadora de Análisis de Información de nuestra casa de estudios desde el año 2017. “Estoy encargada de los indicadores institucionales, los reportes institucionales a SIES-CNED y el análisis de estos; además de realizar benchmark con otras instituciones”, explica sobre algunas de sus funciones.

Natalia Hurtado, Socióloga de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, se integró el año pasado al equipo y su especialidad es hacer estudios de satisfacción y estudios de consulta. Actualmente realiza insumos para nuestra Acreditación. Completa el equipo la Psicóloga Educacional de la Universidad Diego Portales, Francisca Quiroz Lira, quien se integró en febrero de este año. Entre sus funciones estuvo la revisión del informe de autoevaluación, nutrir de información las redes sociales y colaborar en el proceso de difusión y socialización del informe.

Todos ellos se apoyan mutuamente para llevar adelante el proceso de Acreditación. “La acreditación es un ejercicio donde participamos todos; tomamos la información que está disponible, los integramos y con eso hacemos análisis, los que son consolidados y trasformados en informes, preinformes y borradores. Javiera hace revisión de los números y después Natalia aporta dentro lo que tiene que ver con los análisis de informantes clave, por ejemplo. Es un sistema imbricado de aportes. No te podría decir ‘mi tema es acreditación institucional’, sino que es el tema de todos, donde el Vicerrector es el primero entre los iguales, respecto del proceso”, dice Edgardo Miranda.

Y como equipo también todos están optimistas en lo que ocurrirá en el final del camino. “Revisamos en profundidad el proceso de acreditación anterior y creo que el informe era muy bueno. Juzgo que desde el punto de vista académico había méritos suficientes como para haber acreditado, había falencias que no eran causales de no acreditación, donde si estábamos complicados era respecto a la sustentabilidad; era un tema en proceso de resolución a nivel institucional. Considerando el análisis de los estados financieros de la Universidad de los años 2018-2019, nos damos cuenta que la viabilidad del proyecto institucional estaba en riesgo, explica Edgardo Miranda.

Y sigue: “Pero hemos superado algunas cosas en un alto porcentaje, otras totalmente y en otras hemos superado nuestras expectativas. Mi posición y, pretendo representar al equipo, es que sí vamos a acreditar. Lo primero es que merecemos acreditar, hemos hecho en estos últimos años todo lo necesario para ello. Lo segundo, ligado a eso, es por cuánto tiempo nos podrían acreditar. Nosotros vamos por la ley antigua, por la 20.129 y, por lo tanto, estamos sujetos a estar acreditados entre 2 y 7 años”.

Pamela Chamorro complementa: “Como equipo hemos visto más de cerca que cualquier otra área el trabajo que se ha realizado respecto al informe de autoevaluación. Vemos en este nuevo proceso que la Universidad está mucho más sólida que en el año 2019, por este tema de la sustentabilidad que señalaba Edgardo. Tenemos mejoras en prácticamente todos los indicadores financieros. Lo que pudo ser el traspié fundamental en el proceso anterior, lo que está superado en el día de hoy; ha habido cambios en la gestión, tenemos buenas fortalezas que están reflejadas en el informe de autoevaluación. Tenemos debilidades que se han ido superando y otras que se detectaron en este proceso de autoevaluación, para el cual tenemos un plan de mejoras asociado con ciertos compromisos que están en el informe. Más que esperanzas,  yo creo que tenemos que acreditar porque merecemos  acreditar; tenemos las bases suficientes para hacerlo y hay un buen trabajo que está respaldado por detrás, así que en un par de meses todos esperamos que la noticia sea que estamos acreditados. Por cuantos años es otra cosa, pero ya es el primer paso”.

La Socióloga Natalia Hurtado también dice que todos ellos miran la Acreditación como “algo muy seguro” y que la sustentabilidad, que era nuestro “talón de Aquiles”, ya no lo es.  “También podemos agregar que ahora hemos avanzado con la certificación de programas que antes no teníamos certificados, porque la CNA, aparte de hacer una mirada general, ve que el plan de mejoras esté acompañado con evidencias y creo que durante este último período hemos podido entregar evidencias que han constatado que hay un avance respecto de lo que anteriormente estaba en la Universidad Pedro de Valdivia, que ahora es la Universidad del Alba. Pequeños y grandes cambios han dado cuenta de que estamos en otro momento y es otra universidad”.  Se refiere a la certificación de las carreras de Derecho, Psicología, Enfermería, Odontología y Medicina Veterinaria, sumada al proceso de Acreditación de Medicina, además de la certificación ISO9001/2015 de: la Secretaría General, la Dirección General de Administración, la Dirección General de Matrículas y de la Dirección General de TI, todas por 3 años.

Pero el optimismo no sólo tiene que ver con el futuro del Proceso de Acreditación, sino también con trabajar en una Institución que comparte sus valores: inclusividad, solidaridad y humanidad. “Para mí son muy importantes los valores de la Universidad, sobre todo la inclusividad.

Por otra parte, Javiera Guzmán, indica que, en nuestra Universidad, los jóvenes tienen la oportunidad de estudiar una carrera sin que sea la prueba de acceso una limitante para poder lograrlo. Esto se ha reflejado en el tema de la matrícula nueva que ha ido en aumento en los últimos 2 años, lo que da a entender que los estudiantes están viendo esta Universidad como el lugar donde pueden llegar a ser los profesionales que siempre han soñado. Por otro lado, hemos mejorado notoriamente la retención, lo que refleja que los estudiantes están comprometidos con este proyecto educativo y creen en él, están satisfechos con la Universidad y se están manteniendo acá”.

Francisca Quiroz Lira aporta otra arista respecto a la inclusividad: “Yo vengo de la generación de los pingüinos y el sueño que teníamos era luchar por un espacio donde la prueba estandarizada no fuera un impedimento a la hora de desarrollarnos como personas. Y sobre todo desde mi profesión, desde la psicología educacional, siempre ha habido una crítica súper fuerte a lo que es la medición estandarizada de conocimiento. Entonces, el que en esta Institución se tome una mirada diferente al común, que entregue un apoyo desde distintos ámbitos, considerando a la persona en un multisistema de variables que cruzan desde lo sicológico, lo económico y lo social, el hacerse cargo de esas diferencias, me parece que es un proyecto muy bonito e interesante y que yo valoro un montón”.

Una mirada que Edgardo Mirada comparte: “las pruebas estandarizadas miden conocimiento, pero no miden inteligencia, y el tema es que la inteligencia sigue una distribución normal, es decir, encontramos estudiantes inteligentes en todo tipo de colegios y escuelas, y la inclusividad también presenta desafíos para la Institución, porque cuando hablamos de inclusividad también hablamos del background que trae la persona cuando entra a la institución. No es lo mismo un joven que estudió en un colegio pagado respecto a aquel que estudió en un liceo municipal, y no quiero menoscabar su condición, pero hay diferencias que ha tenido uno y otro respecto al acceso al conocimiento. Que nosotros abramos esa puerta a forjarse un destino dentro de la carrera es un desafío para ellos y también para nosotros, y ahí están todos los remediales y las nivelaciones. La Universidad tiene 32 años y hemos aprendido cosas, y entre esas cosas está hacernos cargo de esta diversidad y para eso hemos creado herramientas. Nuestro modelo educativo da cuenta de esa diversidad”.

Además, dice Javiera Guzmán, aludiendo a la inclusividad y la solidaridad: “la Universidad ha realizado un importante aporte en cuanto a beneficios económicos ya sea en becas o créditos”. Y la Socióloga Natalia Hurtado finaliza: “se ha estipulado que los estudiantes no abandonen por un tema económico. Hay un compromiso institucional respecto a eso y creo que es súper valorable.