“A todas las universidades las golpeó la pandemia del covid-19”, dice Moisés Silva Triviño, consultor en Educación Superior y asesor externo del proceso de acreditación UDALBA 2022. “Pero a ninguna –enfatiza– le quemaron completamente una sede durante el llamado estallido social. Pese a ello, esta universidad fue capaz de terminar su año académico, completar los programas docentes comprometidos, tener luego una sede central aún mayor en términos de infraestructura y facilidades y seguir funcionando con sus otras sedes, siendo que al menos una de ellas, Antofagasta, también sufrió daños”.
Y agrega: “Con todo este contexto interno y externo, la institución pudo enfrentar la fiscalización de la Superintendencia de Educación Superior y además llevar a cabo el proceso de autoevaluación, cumpliendo los plazos establecidos por la Comisión Nacional de Acreditación, CNA. Un informe que tiene una gran cantidad de información que respalda muy bien a la institución”.
Moisés Silva Triviño es experto en el tema. Desde la década del 90 trabajó en varios proyectos Fondecyt relacionados con el aseguramiento de la calidad y la acreditación de universidades y carreras cuando aún no existía un sistema formal en Chile. A inicios de esa misma década, diseñó y condujo las primeras experiencias de evaluación externa de unidades, con evaluadores internacionales, en la U. de Concepción, que después fueron seguidas por otras instituciones como la U. de Chile y la USACH. Posteriormente, se creó la Comisión Nacional de Acreditación de Pregrado, antecesora de la CNA, de la cual fue miembro hasta el año 2006.
“Renuncié voluntariamente (a la CNA), a fin de participar en la fundación de una agencia de acreditación, Acreditacción, y así no tener conflicto de intereses. Esa agencia privada todavía opera, pero ya no estoy vinculado a ella desde 2015”, cuenta este experto que ha hecho asesorías en Chile y en el extranjero, incluyendo talleres para líderes latinoamericanos en la U. de Harvard.
Su currículum siguió creciendo. Fue Director de Desarrollo y Análisis Institucional en la Universidad Mayor, Vicerrector de Aseguramiento de la Calidad en la Universidad Andrés Bello y Director de Efectividad Educativa en la Universidad de San Sebastián. Además. condujo tres acreditaciones internacionales: de la U. Mayor y de la U. Andrés Bello, ambas otorgadas por la prestigiosa agencia norteamericana Middle States Commission on Higher Education; y luego colaboró en la de la U. San Sebastián, con la agencia alemana AQAS, que opera con los estándares de la Unión Europea, donde se ha extendido recientemente a carreras.
“El Vicerrector de Aseguramiento de la Calidad y Planificación de UDALBA, Miguel Lecaros”, cuenta Moisés Silva, “planificó y condujo el proceso de autoevaluación, diseñó y aplicó los instrumentos de evaluación, y analizó los resultados. Yo he colaborado con documentación y recomendaciones y en la elaboración del informe. El y su equipo y otros colaboradores han realizado una muy buena labor”.
-¿En qué consisten exactamente las visitas que harán próximamente los evaluadores de la CNA?
“Lo que ellos hacen es verificar la realidad que refleja el informe de autoevaluación y la situación de la institución frente a los estándares y criterios de evaluación establecidos por la CNA. Hacen un análisis documental y luego, en la visita propiamente tal, que puede ser en terreno o puede ser a distancia, o una mezcla de ambos –esto por la pandemia, si no siempre sería en terreno- pueden pedir documentación adicional. Y se entrevistan con personas de distintos sectores de la institución y externos vinculados a ella: el directorio, la rectoría, vicerrectorías y decanatos y sus equipos de gestión, profesores y estudiantes de distintas carreras y sedes, egresados, empleadores y supervisores de prácticas externas, entre otros pertinentes al ámbito académico”.
Y agrega: “Por cierto, puede incluir organismos colegiados en distintos niveles y sedes”.
-¿Qué áreas evalúan?
“En el caso de la Universidad del Alba se evalúan dos áreas, actualmente obligatorias por lo demás: gestión institucional y docencia de pregrado. Y se le está aplicando un sistema que ya no corre, porque estuvieron en la frontera del cambio de ley de educación superior. La nueva ley implica otras áreas y un procedimiento distinto, lo que se le aplicará en la futura renovación de su acreditación”.
Moisés Silva Triviño dice que es muy desafiante para la UDALBA presentarse a este proceso, porque la nueva administración se hizo cargo de la universidad justo con el término del proceso anterior, el cual cerró con el rechazo de acreditación en 2019.
“Dado el historial, el contexto y el tiempo disponible, el trabajo que ha hecho la universidad es encomiable. Esta rectoría no fue responsable del proceso de autoevaluación anterior, pero tuvo que hacer frente a su resultado. El nuevo gobierno institucional inició una serie de ajustes y reformas importantes: se modificaron los estatutos, se fortaleció el directorio con atribuciones e integrantes de buen nivel, con nutrida trayectoria académica –el propio rector es un profesional con notables antecedentes no sólo académicos, sino en gestión pues ha sido rector y decano en otras instituciones. Algo parecido ocurre con mandos directivos en las distintas sedes. Y continúa:
“Hubo además un cambio en la estructura organizacional y las políticas y en las normas que permiten aterrizar estas últimas. Puede aquí destacarse la vicerrectoría de aseguramiento de la calidad, que no existía. La universidad inició así un proceso de reformulación y que lleva solo un par de años efectivos. Eso es un formidable desafío para cualquier universidad en cualquier parte del mundo. Por otro lado, cuando asumió la nueva administración, la situación económica – financiera era compleja y ahora, de acuerdo a la información recibida, se ha recuperado en este tiempo; y eso no es sencillo para ninguna organización, menos si es universitaria”.
-¿Cuáles son los elementos positivos del informe de autoevaluación?
“Primero, es un informe respaldado. Luego, expresa bien el cambio de rumbo de la institución a partir del segundo semestre de 2019 y asegura la sustentabilidad y viabilidad institucional desde el punto de vista económico – financiero. Eso es clave, porque una de las preguntas que los evaluadores traen en su mente, y tiene la CNA, es “¿vale la pena esta institución?”; y yo creo que sí vale la pena, y uno de los factores para responder a esa pregunta es su sustentabilidad económico-financiera. Además, se evidencia que opera un sistema de acompañamiento académico y no académico al estudiante (…); y esto último no deja de ser relevante porque los estudiantes que recibe la institución son mayoritariamente de clase media-baja, desde el punto de vista socioeconómico, y necesitaron mucho apoyo por el asunto pandémico, a lo cual la universidad respondió bien”.
“La verdad es que la institución demostró una capacidad de gestión de crisis tanto por la pandemia como ante el llamado estallido social. Esto es encomiable pues han sido crisis no previstas. Una institución puede tener capacidad de gestión frente a crisis que se vislumbran; uno dice “ah, viene esto” y hace un análisis y se prepara y, a lo mejor lo hace bien; pero estas crisis no fueron no previstas. En el caso de la pandemia tuvo que adaptarse metodologías, capacitar profesores y estudiantes, invertir en tecnologías para una enseñanza remota, facilitar la conectividad, etc.”.
Y no sólo eso, dice el experto. Otro de los puntos que refleja el informe es que hay una tendencia a la mejora en los parámetros de progresión en el currículum de los estudiantes: “Me refiero a las tasas de retención, deserción, aprobación, titulación oportuna, etc.”. Por otra parte, UDALBA ha hecho, dice, “un notable esfuerzo de avanzar hacia una homogenización del proceso formativo en las distintas sedes”. “Recordemos que las sedes son disímiles en su entorno y en la preparación que traen los estudiantes. Pero no se trata que, por ejemplo, una carrera que se da en Chillán sea idéntica en todo a la de Santiago, pero sí que los recursos, las metodologías y los instrumentos que se usan sean equivalentes en calidad y efectividad para alcanzar el mismo perfil de egreso”.
El experto cuenta que en todo proceso de acreditación hay algo que la CNA podría denominar “los pisos”. El primer piso es la situación económico – financiera. “Si no está ese piso, hasta ahí llegamos”. El otro piso es demostrar que se han superado las observaciones o debilidades que quedaron del proceso anterior. Cuando la CNA da su veredicto de acreditar o no acreditar, emite un informe, que llama ‘El acuerdo de acreditación’; en ese informe se indica una serie de falencias o debilidades que la institución debiera atender para dar cuenta en el próximo proceso. “El informe de autoevaluación de la UDALBA muestra cómo superó o abordó esas observaciones. Si no estuviera este piso, uno podría predecir que el veredicto tiene alta probabilidad de ser negativo”.
Pero él sabe, dice, que eso no va a ocurrir. “Tengo confianza en una CNA que está presidida por alguien serio, que sabe y que tiene una larga trayectoria académica, experiencia y honestidad intelectual en este campo. En algún momento me tocó trabajar con él, dentro y fuera de Chile”. Agrega finalmente: “La universidad fue capaz de levantarse y avanzar en un tiempo récord. Creo que su comunidad tiene conciencia de la trascendencia de lograr el éxito en este proceso. Tengo confianza en que va a ser acreditada”.