Giannina González, ex alumna de la UDALBA y actual Directora de Asuntos Estudiantiles en la Sede La Serena.
Siempre he creído que el destino te lleva a los mismos lugares a completar una tarea que quedó inconclusa o que te ha sido asignada. Recuerdo un caluroso día de diciembre del año 2015. Llegué temprano a la casa desde el trabajo, tenía que dirigirme a la universidad a dar mi examen de grado. Si todo iba bien, por fin recibiría la aprobación de mi grado de licenciada y mi título de trabajadora social. Mientras nerviosamente me arreglaba el cabello, me pasaban por la cabeza todas esas horas de estudio, esos desvelos, las veces que, decepcionada y cansada, dije que no quería seguir. La verdad es que ser estudiante del programa vespertino es más difícil: hay que cumplir con el trabajo, con la familia y con los estudios, y recordaba cuántas veces estuve a punto de fracasar, cuántas veces tuve que vencer el sueño, el miedo y la incomprensión, sintiendo que cada nota, cada prueba y cada avance era un pequeño triunfo.
Y en esa oportunidad era aún más especial: mi ropa ya no era la de mi talla habitual, mi cuerpo se había abultado, pues en mi vientre crecía una hermosa vida. Ese bebé que crecía dentro de mí era un poderoso motivo para no desfallecer nunca más, así que con él en la guatita, nos fuimos a dar el examen de grado.
Todo salió bien, me titulé y tuve una ascendente carrera profesional, hice un diplomado en la misma universidad, me registré como mediadora familiar y comencé a trabajar en eso. Luego el destino me devolvería a un lugar muy querido para mí, esto porque debido a mi experiencia previa como coordinadora de diferentes programas en el Ministerio de Bienes Nacionales, fui designada SEREMI de esa cartera en la Región de Coquimbo, lugar donde el destino me mandó a completar la tarea, a realizar un trabajo al que quería mucho y en el que, con un gran equipo, pudimos cambiar la vida a muchas personas. Cuando terminaron mis labores en el servicio público, postulé a un Magíster en Políticas Públicas en una importante universidad y fui aceptada. Además se me solicitó ser miembro del directorio de un prestigioso Centro de Estudios Públicos a nivel nacional.
Y lo más hermoso, en mayo de 2021, pocos días después de mi cumpleaños, me vi caminando por los pasillos de mi casa de estudios, la Universidad del Alba, recorriendo orgullosa los lugares por los que caminé como estudiante vespertina, sólo que ahora era de día y brillaba el sol y ya no caminaba como alumna. Y así fue cómo el destino me trajo de vuelta a completar una misión. Hoy soy Directora de Asuntos Estudiantiles de la universidad en la que me formé. Volví a mi familia.
Como dije, creo en la trascendencia y en que uno llega a los diferentes lugares con un propósito, en ese sentido la misión que me ha dado el destino es poner todas mis capacidades, junto a las del maravilloso equipo humano de la Dirección de Asuntos Estudiantiles y de toda la Universidad del Alba, a disposición de esos jóvenes hombres y mujeres que, al igual que yo hace unos años, quieren ser un aporte al futuro de su país. Trabajaremos sin descanso por ellos y les diremos que sí es posible, que sólo depende de ellos. Y para acompañarlos tendrán a su Universidad, les diremos que creemos en sus capacidades y que confiamos, pues esos jóvenes espíritus son el futuro.